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Engin Akyürek, preciosa cromaticidad de emociones poeticas



"Tal vez el secreto del arte es saber ordenar emociones desordenadas

pero para ordenarlas de tal manera que el desorden se sentiría aún mejor."

Charles Ferdinand Ramuz



By Aude (@MarFranceEA1 on twitter)

traducido con mis recuerdos y conocimientos del idioma.


Los dizi turcos mezclan intriga policial, drama social e historia de amor, pero tienen la singularidad de desenmarañar lentamente la psicología de cada uno de sus personajes; invitando a los actores a expresar sus sentimientos más ampliamente.


Me gustaría compartir mis sentimientos sobre la actuacion excepcional de Engin Akyürek.


La forma de filmar, por lo demás muy interesante, no es suficiente para explicar la emoción producida por su juego. Es innegablemente especial.


Con una verdadera capacidad para movilizar su mente y su físico, en una armonía sin defectos; Engin Akyürek revela un extraordinario repertorio imaginario y emocional.


Sus gestos, y más precisamente, su expresión facial, resuma una energía sutil, justa, encarnada, intuitiva y suelta como un oxímoron permanente que conmueve, cautiva, zozobra, incienda...


Verdadero dedector de emociones, Engin Akyürek cambia su estado con precisión ante la situación para la que está movilizado. Cada emoción, por pequeña que sea, se refleja y luego se imprime en nosotros.


Se nos abra, entero, aparentemente inquebrantable. Desvelando una verdadera complejidad y vulnerabilidad, nos ofrece, con fuerza, una gran cantidad de emociones y placeres combinados.


Sin duda, Engin Akyürek tiene una inteligencia emocional excepcional, y un conocimiento escénico hermoso y real de sí mismo.


Nos sumerge en una paleta de emociones poéticas con impactos impredecibles en nuestro yo interior.


Su juego despierta nuestras necesidades primarias, nuestros profundos deseos, y a veces indescriptibles. Muchas veces escrito, habla no sólo con nuestro corazón, sino también con nuestra alma.


Inconscientemente, vemos en su juego una mano generosamente extendida. Nos permite entrar en el baile de la introspección. Nos lleva a un diálogo interior inconmensurable. ¡Qué bueno es!


Dosifica sutilmente su juego cromático, atando con arte y manera, la luz, el tono y el gesto. Es un todo holístico en interacción perpetua y transformación.


No hay necesidad de mencionar la innegable profundidad de su juego, pero debemos enfatizar su poésia. Surge de la cromatidad de sus emociones sutilmente puestas en marcha.


Esta emoción poética existe, más pura que nunca. No se mezcla, de ninguna manera, con nuestras emociones ordinarias de la vida, o incluso las que sentimos con el juego de los llamados actores "clásicos". Es totalmente singular.


Involucra no sólo nuestros cuerpos (el suyo y el nuestro) sino también nuestras mentes (la suya y la nuestra). ¡Entonces es inagotable! El deseo de sentirla una y otra vez permanece intacto e incluso fortalecido.


Esta paleta de emociones ofrecida (por él) y sentida (por él y nosotros) sorprende, desconcierta, agolpa y a veces paraliza. Ella nos invita a otro 'algo'.


Hay que recordar que Engin Akyürek juega, a menudo, el papel de antihéroe, y que, sin embargo, se produce un olvido temporal de todos los hilos que tejen nuestra pertenencia a este mundo conocido.


Tambien, sin excusar el comportamiento de sus personajes, su juego nos invita a matizarlos para entender y defender mejor, con fuerza, las causas expuestas y los mensajes enviados en sus dizis.


Engin Akyürek es un hermoso embajador de su país y su arte, nos ofrece otra mirada, otro vínculo, uno cultural, amigable y poético.


Engin, gracias a usted, ahora llevamos sus emociones poéticas de una manera

indeleble. Transmitidas tan generosamente, contribuirán a una redefinición cromática de nuestro propio yo.


Engin, «merci de vous» (comme le chantait si bien Barbara)


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